De cómo se volvió eterno
Adoro
la naturaleza, las sombras, la fotografía en blanco y negro, y la
belleza de las formas. Además, ser de las primeras personas en
documentar paisajes (y defenderlos) bien merece un reconocimiento.
“La
fotografía de paisaje es la prueba suprema de un fotógrafo y a
menudo la decepción suprema.”
[Ansel
Adams]
Título
de la fotografía:
Jeffrey Pine, Sentinel Dome.
Autor/a:
Ansel Easton Adams.
Nacionalidad:
Americana.
Año:
1940.
Género:
Paisajismo,
paisajes naturales.
Parámetros
técnicos:
Blanco y negro, plata sobre gelatina. Edición
en laboratorio para reajustar las zonas de grises.
Formato/Dimensiones:
Formato rectangular, casi cuadrado. Cámara y dimensiones reales: 8''
x 10''.
Adams,
a diferencia de otros paisajistas testimoniales, intentaba crear,
jugando con las luces, un ambiente dramático más cercano a la
poesía que al documental.
Jeffrey
Pine, el Pino de Jeffrey (nombre acuñado por el descubridor), fue
fotografiado por Adams en Sentinel Dome, el segundo punto más alto
del valle de Yosemite.
Aunque
el Jeffrey Pine ya había sido fotografiado por muchos, fue Adams el
que le dio fama a partir de esta fotografía. Durante años, gracias
a la facilidad para atravesar el glacial que conduce a Sentinel Dome,
miles de personas visitaron el árbol y dejaron testimonio de su
presencia grabando las iniciales en el tronco. Con el tiempo, y pese
a los intentos de mantener vivo a Jeffrey Pine por parte del parque
Rangers, pereció en la sequía de 1976-1977, y cayó finalmente en
agosto de 2003.
Jeffrey
Pine aparece en los trabajos de Adams titulados: Trees, Yosemite and
the High Sierra, Yosemite, Yosemite and the Range of Light, y, en
Classic Images, un libro basado en las piezas del museo de la obra de
Adams y considerado una selección de su portfolio personal que el
propio Adams agrupó como sus mejores trabajos.
La
interpretación es ambigua, sobretodo si desconoces lo ocurrido en
Sentinel Dome.
La
escena me transmite lo eterno e infinito. Ese árbol que llegó a
este mundo mucho antes que tú y desaparecerá mucho después a
cuando hayas muerto. Las piedras, eternas observadoras del paso del
tiempo. Las sombras que no necesitan de tu mirada para viajar cada
día y morir cada noche. La plenitud del sol, de la naturaleza que
vive gracias a él, y de la tierra que cobija las raíces que con el
paso de los años rompen el sustrato tratando de crecer y expandir la
vida.
No
importa que tú estés vivo, que nadie lo esté. La naturaleza es una
simbiosis perfecta que siempre estuvo y siempre estará, si el humano
no interfiere en el proceso.
No
es solo un paisaje. Es la historia de nuestro planeta. Es poesía
visual.
Ansel
Easton Adams (1902-1984), californiano, ecologista desde niño,
disléxico por condición, empezó en la fotografía con el
pictorialismo, y encontró su estilo final gracias a Paul Strand,
tornando hacia la fotografía pura en el paisajismo.
En
1932, junto a su amigo Edward Weston y otros fotógrafos (Strand
y Cunningham), formaron un grupo de fotografía llamado “f/64”,
donde juntos promovieron y evolucionaron la fotografía directa.
1941
fue el gran año de Adams. No sólo fue contratado por el Departamento
del Interior de los Estados Unidos para el Proyecto Mural, en el que
debía fotografiar espacios naturales de todo el país, y muchas de
esas fotos son icónicas a día de hoy, si no que además consiguió
que muchas de esas fotografías quedaran bajo su autoría en vez de
la del gobierno americano. Aunque lo mejor estaba por llegar, gracias
a su trabajo convenció al gobierno de preservar muchos de esos
paisajes, convirtiéndolos en Parques Nacionales, un logro del que
estoy segura Adams estaba orgulloso, pues era su mayor deseo, cuidar
y preservar nuestro planeta.
El
Proyecto Mural fue cancelado en 1942 debido a la Segunda Guerra
Mundial, aunque Adams consiguió rescatar muchas de las obras bajo su
propiedad.
Colaboró
con Alfred Stieglitz, el MoMA, y
Dorothea Lange, hasta que en 1953, debido a sus problemas económicos,
comienza a realizar fotografía industrial para ganarse la vida, algo
que le disgustaba pues coartaba su creatividad. Poco a poco se abrió
paso por la industria y llegó a trabajar con revistas como Life y
Fortune, además de famosas marcas industriales y ser contratado como
fotógrafo asesor para Polaroid y Hasselblad. Con el paso del tiempo
sus trabajos se volvieron muy bien valorados, auténticos iconos
americanos, y todo el conocimiento que había adquirido lo volcó en
su verdadera pasión, la naturaleza.
Fue
entonces cuando desarrolló el proceso de medición y revelado por
zonas, llamado “Sistema de zonas”, el cual dividía la luz de una
escena en 11 zonas del blanco al negro, permitiendo visualizar los
diferentes niveles de gris en la fotografía final, volviéndose un
experto en la fotografía en blanco y negro y consiguiendo auténticas
maravillas de la fotografía.
La
fama de Adams también trajo consigo a detractores, que criticaban la
obra del fotógrafo por no contener personas en ellas y tratarse de
paisajes, pero Adams siguió defendiendo la flora y la fauna hasta el
día de su muerte.
En
1981, pese a las críticas, se le otorgó el Premio internacional de
la fundación Hasselblad.
Murió
en 1984 por un fallo del corazón, se cree que agravado por un cáncer
pancreático.
Muchos
dijeron de Adams que se dedicaba a fotografiar piedras y árboles. La
realidad es que gracias a Adams aquellos paisajes que desaparecieron
con el paso del tiempo siguen vivos en nuestra memoria y serán, como
él, para siempre eternos.
|
-Fotografía de Wikipedia- |
“Tú
no haces una fotografía sólo con una cámara. Tu traes al acto de
la fotografía todas las fotografías que has visto, los libros que
has leído, la música que has escuchado, la gente que has querido”
[Ansel
Adams]