Me gustan los futuros distópicos y
apocalípticos. Te obligan a pensar. ¿Qué pasaría si ocurriera
eso? Y... ¿Qué tendría que pasar para llegar a ese punto? A veces
me sorprendo encontrando similitudes demasiado preocupantes en este
tipo de películas. Y otras, me maravillo con las creaciones de los
seres humanos, animales creativos, que se esfuerzan por contar una
historia original en un mundo donde casi todo está escrito.
Para mí, lo importante es cómo
lo cuentas:
Si tuviera que elegir una, volvería a
mi infancia, a la semilla que me llevó a ser quién soy. Porque
debajo de los zombies, los extraterrestres y el espacio profundo,
sigue presente la esperanza de ver una evolución en esta sociedad
hacia la justicia, la bondad y la empatía.
La sociedad de los poetas muertos:
Carpe Diem, ¡Oh Capitán! ¡Mi
Capitán!
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